Durante el mes de Septiembre Colombia vivió un tsunami de acontecimientos alrededor de la posibilidad de firmar, luego de 52 años de conflicto, un acuerdo de paz entre la guerrilla de las Farc y el Gobierno. El acuerdo fue firmado en Cartagena, sin embargo poco después se realizó un plebiscito en el cual 37% de la población voto, hubo un 63% de abstención y el “NO” gano por una diferencia mínima. Esta situación acrecentó una mayor polarización entre la sociedad civil.
Al presidente de Colombia le fue otorgado el Nobel de paz, han surgido marchas multitudinarias convocadas principalmente por los estudiantes honrando el silencio y recibiendo en la capital a miles de víctimas del conflicto bajo el lema “no están solos”. Desde hace 25 días se ha instaurado un campamento de paz en la plaza de Bolívar, como símbolo de convivencia e inclusión con representantes de diferentes sectores como minorías étnicas , campesinos, afrodescendientes, estudiantes, comunidad LGTB, jesuitas, colectivos de mujeres y artistas entre otros; todos clamando por una acuerdo que permita comenzar a escribir una nueva historia en el país.
El papel de la Comunidad de la Alianza Pachamama en Colombia “Tierra Corazón”
Durante este año, los simposios enfocados a estudiantes universitarios (Catedra de la Paz en la Escuela de Ingeniería y en el Taller de Liderazgo en la Universidad de los Andes), tuvieron énfasis en el tema de justicia social y el análisis profundo de los paradigmas que como individuos y sociedad tenemos alrededor del cuidado de nuestra dignidad y la dignidad del otro, de cómo entendemos el perdón y de qué pequeñas acciones nos imaginamos posibles para comenzar a ser agentes de cambio, viviendo “la paz” en nuestras vidas cotidianas. Fue muy interesante conversar con los estudiantes sobre el tema, escuchar sus inquietudes, darles una visión de posibilidades en las acciones que están surgiendo en diferentes sectores de la sociedad civil y sentir conjuntamente la fuerza de esta “generación despierta” con toda la capacidad de actuar.
Además, algunos miembros de Tierra Corazón, participaron en las diferentes marchas pacíficas en donde pudieron vivir la diversidad, conversar y escuchar a muchas personas provenientes de diferentes regiones del país, compartir con líderes indígenas, gente de la Guajira y de las regiones más apartadas. Fueron espacios conmovedores de unión alrededor de un propósito común y soñar juntos una nueva posibilidad de futuro.
Vivimos tiempos de incertidumbre, sin embargo estos encuentros y las diferentes iniciativas a las que miembros de Tierra Corazón se están uniendo como Paz a la Calle y el Campamento de Paz entre otros, dan una sensación de posibilidad, de comunidad y de generación de acciones conjuntas que nos permitan participar en cambiar el juego generando espacios en donde nos preguntemos conjuntamente dónde estamos, cómo llegamos hasta aquí, a dónde vamos desde aquí y que es posible para el futuro; nuestro futuro.
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