Nina Gualinga, de la comunidad Sarayaku del Ecuador en la Canoa de la Vida en la COP21
La COP21 bajo el reflector
La COP21 ha sido considerada como “histórica” a pesar de sus fallas significativas. Ello debido a que esta ambiciosa colaboración reunió casi a todos los países del mundo para abordar un reto enorme que afecta a individuos, organizaciones, corporaciones, instituciones y gobiernos.
La COP21 reunió a 196 líderes de países para alcanzar un acuerdo vinculante que ayude a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y el impacto que tienen en el mundo, así como a renovar los compromisos que están prontos a expirar sobre estas emisiones. En esta reunión en París se esperaba que los países alcanzaran un acuerdo para la siguiente década, cuando menos.
Este evento fue particularmente importante debido a la urgencia con la que los científicos recomiendan abordar el calentamiento global. Los científicos alertan que si las emisiones de GEI continúan a la alza, vamos a rebasar el umbral en que el calentamiento global se convierte en catastrófico e irreversible. Ese umbral se estima en 2°C pero con la trayectoria actual, parece que nos dirigimos hacia un aumento de 5°C. Y aunque las temperaturas han estado aumentando a un ritmo más lento desde 1998, no han disminuido ni se han detenido, lo cual pone a la vida en la Tierra en un alto riesgo de alcanzar la sexta extinción masiva de especies y una destrucción de la red de vida.
Desde 1992, los gobiernos comenzaron a estar más atentos de los peligros del cambio climático; sin embargo, los acuerdos alcanzados en el tiempo hasta el momento no son suficientes. Diversos acuerdos se han alcanzado (empezando con el Protocolo de Kyoto en 1997) pero ninguno ha resultado verdaderamente en un tratado completamente articulado y vinculante (ninguno de los países que falló en alcanzar sus compromisos ha sido sancionado). Ha habido sin embargo, grandes avances desde 2009 en la COP15 de Copenhague. Los emisores más grandes del mundo parecen haberse unido hacia un objetivo común: limitar sus emisiones de GEI. Sin embargo, otros puntos débiles mostrados por líderes oficiales de países incluyeron su incapacidad para acordar el límite de emisiones por debajo de 1.5°C o acordar el objetivo de convertirse en neutrales en las emisiones de carbono antes de 2050, o establecer planes completos para alcanzar los objetivos acordados de la conferencia climática de París.
A la par de las “discusiones oficiales” en la COP21 la sociedad civil se organizaba para crear alternativas para generar una red de vida justa, sustentable y próspera, haciendo posible afirmar que la COP representa la oportunidad de ver el surgimiento de una especie humana unificada, empezando por la gente y no dependiendo únicamente de las pláticas gubernamentales –¡un gran cambio para la humanidad!
Escucha la Llamada Global de Facilitadores acerca de la COP21:
La Sociedad Civil en la COP21
La Conferencia de las partes tuvo dos espacios principales, la Zona Azul, donde los líderes de países se reunieron diariamente durante una semana para buscar un acuerdo que reduzca las temperaturas globales que minimicen el impacto del cambio climático en el mundo, y la “no oficial” Zona Verde, un espacio creado para el público en general para presenciar y presentar conferencias e intercambiar conocimiento y experiencias. La Zona Verde también incluyó un Pabellón Indígena, un espacio para representantes de naciones indígenas de todo el mundo.
También, se realizaron eventos fuera de la COP21, conocidos como eventos paralelos. Éstos se realizaron por y para la sociedad civil con el fin de conectarse y hacer estrategias.
Cada evento paralelo de la COP tuvo varios cientos de participantes. Hubo dos grandes sedes sólo para que la gente pudiera reunirse e informarse acerca de los temas discutidos en la Zona Azul oficial. Se ofrecieron conferencias sobre temas tales como los crímenes climáticos contra la naturaleza, la cadena de los transgénicos, la monetización de la naturaleza, desobediencia civil pacífica, derechos de los pueblos indígenas, análisis e informes de las discusiones oficiales, pugna contra el cambio climático en Latinoamérica, Asia, Medio Oriente, y muchos más.
Una creciente sociedad civil comprometida con generar una presencia humana en el planeta que sea ambientalmente más sustentable, espiritualmente plena y socialmente justa.
Mientras los líderes de países se reunieron en la Zona Azul oficial, la sociedad civil global tuvo una oportunidad sin precedentes para reunirse en diversos espacios para planear y colaborar –una demostración del poder que la familia planetaria tiene cuando se unen fuerzas, en este caso para luchar contra las temperaturas en aumento y mantener nuestro hogar saludable.
Participación de los Pueblos Indígenas
Por segundo año, la COP dedicó un espacio a la sabiduría, recomendaciones, iniciativas y demandas de los pueblos indígenas para ser compartidos públicamente con otros; los socios de la Alianza Pachamama de Sarayaku y Llanchamacocha estuvieron presentes ahí y en varios otros foros en los que hablaron acerca de la amenaza inminente que enfrentan dentro de sus territorios.
Este espacio fue vital ya que expuso esta conversación acerca de los derechos de los pueblos indígenas – que a menudo se deja de lado- a la sociedad civil en su totalidad. Mientras tanto, en la Zona Azul, los derechos de los pueblos indígenas gradualmente iban desapareciendo de los diálogos y al día de hoy, el reconocimiento de los derechos indígenas solo aparece en el preámbulo del Acuerdo de París, lo cual no incluye acuerdos vinculantes ni aplicables y deja este tema a nivel de aspiración. Esta decisión deja a los pueblos indígenas en más riesgo de desplazamiento de sus tierras porque no están legalmente protegidos por un acuerdo reconocido globalmente.
A pesar de la forma en que se daban las pláticas en la COP21, los representantes de las naciones indígenas alrededor del mundo defendieron sus derechos e hicieron escuchar sus voces en varios eventos dentro y fuera de la Zona Verde. Un evento fue la Ceremonia del Despertar de la Vida ofrecida por nuestros aliados Kichwas de la comunidad Sarayaku del Ecuador. Este evento atrajo a los pueblos indígenas en un llamado a dejar los combustibles fósiles bajo el suelo y apresuró a los gobiernos a reconocer y respetar sus derechos colectivos y promover una forma nueva y armónica de relacionarse con el mundo natural. Esto es lo que ellos llaman Selva Viviente y Buen Vivir.
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El Acuerdo
El acuerdo alcanzado en la COP21 está lejos de lo que el mundo necesita hoy, aunque hay una sociedad civil fuerte que ha emergido frente a las amenazas que enfrenta la humanidad. Hoy, la familia humana enfrenta una promesa de los líderes de los países para convertirse en neutros en carbono para 2050, fecha que deja a la red de la vida en alto riesgo. En cuanto a establecer una meta para limitar las emisiones a 1.5°C, escuchamos al Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry anunciar, “Pienso que ustedes pueden incluir esa aspiración dentro del acuerdo pero de modo que no se convierta en la meta o el indicador del acuerdo”. Las discusiones sin compromiso son lo que más escuchamos en la COP21, pero ello no detiene a la sociedad civil. Es innegable que la gente del mundo se levanta, educándose y preparándose a sí misma para asumir responsabilidades para el presente y el futuro.
Paul Hawken, ambientalista, emprendedor y autor, llama a esto algo mucho más grande que un movimiento; esto es la mayoría de la humanidad uniéndose para “resistir y sanar la enfermedad política, la infección económica y la corrupción ecológica causada por ideologías. Esto es fundamentalmente un movimiento de derechos humanos; es un movimiento de democracia; es el mundo que viene”.
Debemos estar esperanzados, no necesariamente por las negociaciones oficiales, sino por la presencia increíblemente abrumadora y ponderosa y la participación activa de la sociedad civil.
Lo que es obvio es que depende de nosotros y no solo de los gobiernos abordar la crisis ecológica y social actual, lo que requiere que transformemos nuestros sistemas legales domésticos para nutrir, en lugar de permitir la destrucción de la comunidad de la Tierra. La COP21 fue evidencia de que es más allá de las discusiones oficiales donde las conversaciones holísticas e inclusivas, y la acción se están dando.
Nuestro próximo paso como sociedad civil, como frente unido, es exigir cuentas a los líderes de nuestros países acerca de las pocas promesas hechas y reforzar la importancia de acuerdos vinculantes que enfrenten la crisis actual a tiempo.
La Alianza Pachamama está orgullosa de trabajar junto con las poblaciones indígenas en su lucha y usar su sabiduría para informar al mundo acerca de la urgencia y las posibilidades de nuestra época.
Te invitamos a participar en el curso en línea Despertando al Soñador.